viernes, 29 de junio de 2012

A la legua

(Co-creado con una amiga, Violeta)


Positivo es cuidar nuestras vidas, cuidando de los otros.
Yo tengo que hacer algo con mi vida, es una cosa que realmente siento.
Entiendo que son palabras, y por lo tanto, cada uno les encuentra un significado propio y único. Pero vale la pena describir lo que siento, aun a riesgo de que me malinterpreten.

Al enfrentar la vida nos enfrentamos a nosotros mismos, nos enfrentamos al espejo que son las otras personas. Está en uno decidir cómo plantarse frente a la realidad... una realidad que se presenta compleja y con muchos grises. Pero lo más dificil de todo es dejar esa dura coraza que nos armamos, llena de recuerdos y pensamientos abandonados para confrontar lo dinámico, el cambio constante que está justamente fuera de uno.

A la legua, el alma celebra haber concebido tales conceptos de la libertad. La vemos y añoramos ir con ella con una pinta de cerveza en la mano y brindar por los buenos tiempos que vendrán.

Violeta y el Colo

martes, 26 de junio de 2012

Murticifa

UNA CRIATURA MÁS, SOLO UNA MÁS, EN LAS VIÑAS DEL SEÑOR

Se llama Murticifa. Es hipersensible por definición, hay que tratarla con mucho cuidado. Todo su sistema nervioso, o casi todo, se encuentra del lado de afuera de la epidermis. Su altura no supera el metro y medio y su longitud es de tres metros, aunque este número puede ir variando, según veremos más adelante.

 El trayecto que realiza más habitualmente es desde su casa hasta el banco de la plaza, para encontrarse con su amigo a charlar, y luego nuevamente a casa. No siempre hace el mismo trayecto, pero es el que más hace.

 Su modo de locomoción es parecido al de una babosa: al ras del piso, va dejando una estela de baba y de órganos (acá se dejó de parecer a la babosa) que va perdiendo su frágil y poroso cuerpo.

En este punto sucede algo realmente curioso: la cola tiene una sustancia pegajosa que hace que muchas veces sus órganos queden pegados atrás, haciendo aumentar en apariencia la longitud del animal. Pueden ser algunos centímetros, pero si el día está especialmente caluroso y húmedo, el sistema de Murticifa tiende a hincharse, perdiendo más órganos y expulsando más baba en un proceso similar al de la transpiración.  También su cola se vuelve más pegajosa. Como resultado, su tamaño aparente llega a alcanzar el asombroso y vomitivo largo de hasta cinco metros. El efecto se ve potenciado por la estela de baba, color marrón tierra, que a simple vista continúa el montañoso cuerpo de la criatura.

Decíamos que se encuentra a charlar con su amigo, aunque no nos detendremos en este texto a detallar la apariencia del personaje, quedando a libre interpretación del lector.

Bien, la criatura habla emitiendo chirridos y agitando nerviosamente la cabeza, que es básicamente un par de ojitos arriba de un esfínter con lengua (algo así como su boca) con el cual balbucea algunas palabras. Esas charlas tienen un aire esotérico y son bastante explícitas. Por momentos hablan de cosas demasiado íntimas y la verdad nadie se los pidió.

El pobre amigo de Murticifa termina siempre medio sordo por los gritos y salpicado de saliva. Pero igual parece no importarle: saluda con una gran sonrisa y sin prejuicios a su amiga cuando se va, en actitud de franca alegría. Aunque por su cara podemos deducir que es bastante tontito.

La vuelta a casa para la criatura es más que fundamental: recoge uno a uno los órganos caídos y los pone en su lugar.

Y así va volviendo, poco a poco, a la vida.





Colo