domingo, 28 de febrero de 2010

Columna de Rubén Dri

Rubén Dri, ex sacerdote tercer-mundista, en una muy buena nota sobre el problema de la seguridad en Capital Federal y en general:


Macri y el problema de la seguridad
Rubén Dri
           
Mauricio Macri, jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, está profundamente preocupado por la inseguridad que reina en el ámbito metropolitano, no por el peligro ya transformado en apocalíptica realidad de inundaciones que transforman el radio urbano en un inmenso lago atravesado por corrientes de agua que semejan ríos impetuosos, sino por vendedores ambulantes, cartoneros, gente que duerme en la calle o en los parques si no están enrejados.

            Para poner remedio a tales males tiene la solución, la creación de la “policía, metropolitana dotada de los mejores vehículos –hay que verlos, son hermosos-, de armas contundentes como son la Taser, capaces de electrocutarte y dejarte inmóvil en el suelo. Pero dicha policía no puede actuar si no posee la infraestructura, el local adecuado, denominado “precinto” en la jerga macrista.

            Ahora bien, ¿dónde encontrar los espacios adecuados para construir los “precintos”, decir, comisaría con cárcel incluida? Nada mejor que los espacios ocupados por parques o polideportivos. ¿Qué hacen esos espacios verdes que no presentan ninguna utilidad? Porque para un pensamiento neoliberal el esparcimiento, el respirar al aire libre, el contacto con la naturaleza, constituyen pérdidas.

            Es así que Macri destinó a los parques Sarmiento y Los Andes como dos espacios que deben ceder una buena parte para albergar una comisaría con su correspondiente cárcel, a fin de llevar tranquilidad a los vecinos. Pero estos no recibieron con agrado tales iniciativas. Más aún las recibieron con bronca fundamentalmente porque no están de acuerdo con el concepto de seguridad que maneja Macri y, en consecuencia con los métodos para erradicarla.      
           
            La seguridad absoluta es la inmovilidad, la muerte, la denominada “paz del cementerio”. Las sociedades humanas están conformadas por seres históricos que nunca estuvieron aislados, ni pueden estarlo, en la medida en que se encuentran esencialmente interrelacionados. Los sujetos son esencialmente intersubjetivos, se encuentran siempre entrelazados en la lucha por el muto reconocimiento.

            La lucha por el reconocimiento es al mismo tiempo la lucha por la autocreación, la autorrealización, que siempre es co-creación, co-realización. Realidad que conoce expresiones como “sólo el pueblo salvará al pueblo” de Perón y “sólo en un pueblo libre se realiza la razón”, es decir la libertad, de Hegel.
 En la medida en que los sujetos que componen la sociedad pueden realizarse, pueden mirar hacia delante, en un horizonte siempre abierto; participan de un trabajo creativo que les permite vivir dignamente; participan en proyectos comunes, es decir, políticos, y tienen los espacios necesarios para el esparcimiento, no se plantea el tema de la seguridad, porque no existe.
            Pero aquí debemos destacar un rubro fundamental, el de los y las jóvenes. Es en este sector de la sociedad donde bulle la vida con más ímpetu, con más prepotencia. Ellos necesitan perentoriamente la posibilidad del esparcimiento, del deporte que, en nuestra sociedad es fundamentalmente el fútbol. Esa vida prepotente tan rica en virtualidades que se pueden y se deben transformar en creaciones reales para ellos mismos y para la sociedad, si no encuentran el espacio para expresarse creativamente, lo harán en forma destructiva.   
            Para Macri, como para el neoliberalismo de Clarín, la Nación, Grondona, Joaquín Morales Solá, el ser humano es un ser aislado que accidentalmente se encuentra interrelacionado en sociedad con otros. Estos últimos sólo pueden ser considerados como enemigos reales o potenciales. Cada uno sólo puede realizarse pasando por encima a los demás. Es en realidad la lucha de todos contras todos que Hobbes la pensó en el hipotético “estado de naturaleza”.
            Y como bien vio Hobbes si la realidad es ésa, la de lucha de todos contra todos, menester es establecer un poder de represión omnímodo. Represión, tolerancia cero, mano dura, constituyen los únicos medios con los que se pretende lograr seguridad. Es la seguridad de la muerte.
            Desde la Asamblea de Juan B. Justo y Corrientes, así como desde la mayoría de los vecinos y de las organizaciones populares o barriales, de los partidos políticos del amplio espacio popular,  nos oponemos a que Macri logre ocupar espacios que deben servir para esparcimiento, la recreación y el deporte, a fin de instalar su policía armada con las Taser.
            Tanto de parte de los vecinos de la comuna 12 donde se encuentra el parque Sarmiento, como de los vecinos de la comuna 15 donde se encuentra el parque Los Andes, hemos interpuesto recurso de amparo avalado por nuestras firmas y nos mantenemos movilizados a fin de que los atropellos macristas no terminen triunfando.
                        Buenos Aires, 22 de febrero de 2010  







(subido por Colo)

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